17 febrero 2012

"Las trampas del deseo", de Dan ARIELY

Preguntarse por qué hay gente que, por ejemplo, no ahorra lo bastante para su jubilación es algo que carece de sentido desde la perspectiva de la economía estandar. Si todos nosotros tomamos decisiones correctas e informadas en todos los aspectos de nuestras vidas, ello querrá decir que también estamos ahorrando la cantidad exacta que deseamos ahorrar. ... hay muchas razones posibles. Pero lo principal es que, desde la perspectiva económica estandar, todos ahorramos exactamente la cantidad adecuada en consonancia con nuestras preferencias.

En cambio, desde la perspectiva de la economía conductual, que no presupone que la gente sea racional, la idea de que no ahorremos lo bastante resulta perfectamente razonable. De hecho, las investigaciones de la economía conductual apuntan a muchas posibles razones por las que la gente puede no ahorrar lo suficiente para la jubilación. POr ejemplo, que la gente es presa de la desidia; que le resulta difícil entender el verdadero coste de no ahorrar, así como el beneficio de hacerlo. ... Tener una vivienda en propiedad ayuda a la gente a creer que es más rica de lo que en realidad es. Es fácil crear hábitos de consumo, y dificil renunciar a ellos. Y hay muchas, muchas razones más.

...

Cada uno de los capítulos de este libro describe una fuerza (emociones, relatividad, normas sociales, etc.) que influye en nuestro comportamiento. Y aunque esas fuerzas ejercen un gran poder sobre nuestro comportamiento, nuestra tendencia natural es subestimar en gran medida dicho poder. Tales influencias ejercen su efecto no porque nos falten conocimientos, nos falte práctica o nos falte carácter. Por el contrario, afectan repetidamente tanto a los expertos como a los novatos de maneras sistemáticas y previsibles. Los errores resultantes se traducen simplemente en cómo nos va en la vida, en como «hacemos negocios». Son parte de nosotros
.

Dan ARIELY, "Las trampas del deseo", Ariel, Barcelona, 2008
"Predictably Irrational", Traducción de Francisco J. Ramos

cita: páginas 260-263. El énfasis es mío.