"Convertido más tarde en capitán de la marina mercante, ese niño vendrá a retocar las cartas marinas, a enriquecerlas con detalles sacados de sus propias navegaciones. Al final de su vida, en 1924, Conrad escribirá en sus recuerdos: «Siempre he cumplido esta tarea con consciencia y responsabilidad. Sin embargo, en ella nunca volví a encontrar el sentimiento de exaltación que me embargaba cuando dibujaba el Tanganica en el espacio blanco de mi viejo atlas.» Uno cree a veces que viaja por el planeta cuando sigue dando vueltas, como un hámster, en la caja de longitudes y latitudes forjada por el atlas de su infancia". (Página 283)
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"Esos hombres fueron capaces de soñar que eran más grandes que ellos mismos, sembraron el desorden y la desolación a su alrededor, cubriendo sus empresas aventureras con el manto de las ideologías de su tiempo, apropiándose de aquella que podían llevar como una antorcha: la exploración, la colonización, la descolonización, la liberación de los pueblos, el comunismo, la ayuda humanitaria... Quizá vale más limitarse a pasar, no mezclarse en nada, amar la curiosa vida de los hombres y dejarlos en paz. Observar las boyas y las balizas para la navegación, tan sabiamente dispuestas". (Página 299)
Patrick Deville, "Ecuatoria", Anagrama, Barcelona, 2015
Traducción de José Manuel Fajardo.