Hoy domingo, ocho de junio de 2008, a las 6 horas y 35 minutos de la mañana, ha nacido mi sobrina Irene. Como su hermana, traía los ojos bien abiertos. Ojalá la vida te sonría, pequeña, como sonríe tu tío al lado de tu cunita.
"Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo". Blade Runner (Ridley Scott, 1982)
08 junio 2008
Siempre con las víctimas
Este pasado viernes se ha inaugurado en el Espolón de Logroño un monumento dedicado a las víctimas del terrorismo. La escultura ha sido realizada y donada por Agustín Ibarrola, quien estuvo presente en el acto de inauguración. Y tengo que decir que me impresionó bastante verle en el momento en que se marchaba saliendo apresuradamente, como con prisa, y con dos guardaespaldas mirando en todas direcciones. La escena es todavía más llamativa por tener lugar en un paseo que evoca plácidas tardes de domingo. Pero así es la vida de los amenazados.
Muchas personas han dado su vida por nuestra libertad y muchas otras se la juegan a diario para defender que una minoría no nos pueda imponer su tiranía por la fuerza. Nunca se lo podremos agradecer lo suficiente.
Muchas personas han dado su vida por nuestra libertad y muchas otras se la juegan a diario para defender que una minoría no nos pueda imponer su tiranía por la fuerza. Nunca se lo podremos agradecer lo suficiente.
02 junio 2008
Publicidad intrusiva
Si hoy en día hablamos de publicidad intrusiva creo que la mayoría pensaremos en ventanas emergentes y otras molestas estrategias de pubicistas poco conocedores de internet que, dificultando nuestra navegación, suelen conseguir un efecto contrario al buscado. Afortunadamente parece que esta técnica se encuentra en retroceso debido tanto a la proliferación de herramientas destinadas a evitarla como al cada vez más extendido conocimiento de su efecto contraproducente.
Pero hay más tipos de publicidad intrusiva. Y a mi una que me molesta mucho es la que se realiza por teléfono. Para empezar tienen una especial predilección por llamar a la hora de comer. Claro, así es más fácil encontrarte en casa. Pero maldita la gracia que me hace levantarme de la mesa para atender una llamada y encontrarme con una voz desconocida que con absoluto descaro empieza a hablar ininterrumpidamente sobre algo que no me interesa en absoluto. Y muchas veces preguntando por información que, desde luego, no les pienso dar, y menos por teléfono. Y la comida mientras tanto enfriándose en la mesa.
Bueno, esto último no, porque por ahí no paso. Yo también he aprendido a, en esos casos, hablar ininterrumpidamente indicando que no me interesa nada de lo que quieran contarme y despidiéndome, para acto seguido colgar mientras una vocecilla inasequible al desaliento sigue oyéndose hasta el momento en que la llamada se corta.
Ah, y si llego a enterarme de qué compañía es la que llama (la mayoría suelen ser de telefonía, no sé por qué), desde luego que el efecto en mí será muy contrario al deseado. Salvo que lo que desearan es que no haga negocios con ellos jamás.
A ver si tenemos suerte y esta información termina llegando a quien corresponda y sucede como con las malditas ventanas emergentes.
Pero hay más tipos de publicidad intrusiva. Y a mi una que me molesta mucho es la que se realiza por teléfono. Para empezar tienen una especial predilección por llamar a la hora de comer. Claro, así es más fácil encontrarte en casa. Pero maldita la gracia que me hace levantarme de la mesa para atender una llamada y encontrarme con una voz desconocida que con absoluto descaro empieza a hablar ininterrumpidamente sobre algo que no me interesa en absoluto. Y muchas veces preguntando por información que, desde luego, no les pienso dar, y menos por teléfono. Y la comida mientras tanto enfriándose en la mesa.
Bueno, esto último no, porque por ahí no paso. Yo también he aprendido a, en esos casos, hablar ininterrumpidamente indicando que no me interesa nada de lo que quieran contarme y despidiéndome, para acto seguido colgar mientras una vocecilla inasequible al desaliento sigue oyéndose hasta el momento en que la llamada se corta.
Ah, y si llego a enterarme de qué compañía es la que llama (la mayoría suelen ser de telefonía, no sé por qué), desde luego que el efecto en mí será muy contrario al deseado. Salvo que lo que desearan es que no haga negocios con ellos jamás.
A ver si tenemos suerte y esta información termina llegando a quien corresponda y sucede como con las malditas ventanas emergentes.
01 junio 2008
Cómo no se gestiona una crisis
Hoy haciendo la compra me tocaba reponer aceite de girasol. Me he dirigido a la zona del supermercado donde se encuentra y me he encontrado con que la marca que suelo comprar no estaba. Ni rastro de ella.
Y aquí empiezan las preguntas. ¿Será una coincidencia? ¿Sería de las marcas contaminadas y por eso la han retirado? Y peor todavía, ¿qué hemos estado tomando en tal caso durante los últimos días? ¿Hemos estado en riesgo? ¿Algún pequeño malestar que hemos sufrido últimamente ha podido tener que ver con ese aceite? Todas ellas son preguntas sin respuesta.
Señor ministro de sanidad, usted puede aparecer en los medios de comunicación muy satisfecho consigo mismo, pero así no se gestiona una crisis alimentaria. Nos ha hurtado usted a los ciudadanos la información. Algo que jamás debería ocurrir en un país libre.
Esperemos que no suceda nada grave (¿nos llegaríamos a enterar o nos lo ocultaría también?). En todo caso si salimos con bien de ésta no habrá sido gracias a usted.
Y aquí empiezan las preguntas. ¿Será una coincidencia? ¿Sería de las marcas contaminadas y por eso la han retirado? Y peor todavía, ¿qué hemos estado tomando en tal caso durante los últimos días? ¿Hemos estado en riesgo? ¿Algún pequeño malestar que hemos sufrido últimamente ha podido tener que ver con ese aceite? Todas ellas son preguntas sin respuesta.
Señor ministro de sanidad, usted puede aparecer en los medios de comunicación muy satisfecho consigo mismo, pero así no se gestiona una crisis alimentaria. Nos ha hurtado usted a los ciudadanos la información. Algo que jamás debería ocurrir en un país libre.
Esperemos que no suceda nada grave (¿nos llegaríamos a enterar o nos lo ocultaría también?). En todo caso si salimos con bien de ésta no habrá sido gracias a usted.
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